texto 340
Hoy voy a hacer una Oda a tus manos,
por como acarician mi rostro,
por cómo se pierden en mi pelo.
También a tu boca,
voy a definirla como nuestro mayor pecado,
por que no hay peor pecado que la lujuria que emana,
el deseo que exalta,
y el poder que ella guarda.
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